Los Arkeum estaban encantados con el rendimiento de Magna Duque, sin embargo, Tuaren quería seguir probando cómo de fuerte podía llegar a ser su arma. Llevó a cabo otro experimento en el que puso en riesgo la existencia de Magna Duque. Drenó el poder de todos los sujetos de prueba que le quedaban y se lo inyectó a su creación. Magna Duque, que había sido conferido un poder que superaba los límites de su cuerpo mortal, se desplomó del dolor para, poco más tarde, resucitar de nuevo como un ser sumamente poderoso, Turka.